No sé cómo lo haces, pero siempre que vienes a verme pasas de largo. Sólo apareces para quedarte cuando estoy ocupada. Es cierto que a veces me llamas y soy yo la que va con prisa o está cansada. Otras veces te empeñas en quedarte cuando estoy triste o cuando me duele el alma. Sé que lo haces con buena intención, pero tienes que entender, que es precisamente en esos momentos cuando menos te necesito.
A veces pienso que después de tantos años, apenas nos conocemos. No hay comunicación entre nosotros. Casi nunca hablamos de lo que nos gusta o de lo que nos preocupa. Tampoco compartimos nuestros sueños ni nuestras ilusiones. Siento que no nos preocupamos lo suficiente el uno del otro ni valoramos lo valiosos que somos ambos…yo para ti y tú para mí. Cuando te tengo delante me gustaría contarte tantas cosas, que no sé por dónde empezar. Por eso muchas veces cuando estamos juntos, simplemente cierro los ojos y te abrazo, aferrándome a ti como si no hubiera mañana. Me gusta sentir la paz y la magia que me transmites cuando estás junto a mí.
Tenerte hoy delante de mis ojos y sentirte mío por un día, ha sido muy especial. ¿Te has dado cuenta de que hoy nos hemos conocido un poco más y sin embargo apenas nos ha hecho falta hablar? Una mirada y nuestro silencio han hablado por nosotros. Hoy me he sentido mimada y comprendida. Hoy me he sentido plena y protegida. Hoy me he sentido feliz.
Hoy eras todo mío y sin embargo en el fondo, me he sentido toda tuya.
… ¿Te he dicho alguna vez que no me gusta tu nombre? No deberías llamarte TIEMPO, deberías llamarte…