Son imprevisibles, únicos, intensos y en ocasiones inexplicables. A veces son secretos y otras gritados a los cuatro vientos. Ocasionalmente producen sensaciones positivas y placenteras, sin embargo también pueden provocar efectos pocos agradables.
Viven dentro de cada uno de nosotros, por lo tanto su naturaleza suele ser un reflejo de nuestra personalidad. No obstante son susceptibles de ser influenciados por causas y aspectos externos: personales, sociales, familiares o incluso medioambientales y climatológicos. En ocasiones, es tal la fuerza de éstos, que se apoderan de nosotros y de nuestro verdadero yo. Sólo con el tiempo y la experiencia aprendemos a tratarlos, canalizarlos, procesarlos, expresarlos, entenderlos, trasmitirlos o incluso esconderlos sin que nunca nadie sospeche ni lo más mínimo que habitan dentro de ti.
Si todavía no has averiguado de qué estoy hablando, te daré una pista más: mueven el mundo y vivimos de ellos, aunque ellos no existirían sin nosotros. No entienden de edad, sexo, raza, cultura, religión ni condición sexual. Cuando se sienten débiles, desaparecen buscando el amparo del padre de todos ellos y se esconden en una caja llamada: SENTIMIENTOS. Sin embargo cuando se sienten fuertes, vuelan por el universo con el propósito de atraparnos y dejarnos una huella imborrable en cada uno de nosotros.
Tienen nombre propio: Felicidad, Odio, Envidia, Tristeza, Decepción, Coraje, Alegría, Admiración, Miedo, Deseo, Valor, Egoísmo, Lealtad, Ira, Fe, Rencor, Locura, Venganza, Lastima, Temor, Esperanza, Soberbia, Pasión, Compasión, Optimismo, Ternura, Soledad, Angustia, Duda, Euforia, Culpa, etc. Son muchos y muy diferentes entre sí pero todos te hacen sentir…y sentir es vivir.
Sentimiento: Acción y efecto de sentir o sentirse. Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente. Estado del ánimo afligido por un suceso triste o doloroso. (R.A.E)
…yo los conozco a casi todos, así que echando la vista atrás, me doy cuenta de que estoy más viva que nunca.